EL ENTORNO – LOS ALLEGADOS

losallegadosComo gestionar la enfermedad entre los allegados

 

Los que hemos vivido la enfermedad sabemos que no siempre es fácil gestionar la enfermedad con el entorno, cada miembro de la familia reacciona según sus emociones personales.

El entorno también sufre y hay que saber dosificar las fuerzas, para estar al 100% . Un cansancio extremo o un exceso de ansiedad, puede llevar a situaciones negativas, que deben ser  lo último,  para poder tener optimismo y bienestar y hacer más fácil la travesía por la enfermedad.

Os incluimos la opinión de una psiconcologa que creemos os puede ser de ayuda. 

 

Según Isabelle Moley-Massol, médico , psicoanalista et psiconcologa.La tristeza, el sufrimiento o el miedo perturban las relaciones entre el entorno y el enfermo.

¿Piden demasiado los enfermos a sus seres queridos?, puede ser. A veces, ciertas personas, debido una fuerte ansiedad, requieren atención de una manera insaciable, pero de forma involuntaria.

El enfermo o siempre se da cuenta del cansancio de los seres queridos. A veces el entorno de un paciente puede verse desbordado por la situación y seguir en silencio hasta la extenuación. Ellos también necesitan de ayuda y apoyo. Estas personas – un miembro de la familia, un amigo- tienen la sensación de que el enfermo va a sentirse abandonado, ante la minima flaqueza por su parte. Esto puede suponer una gran presión, cuando la situación le parece demasiado difícil, debería plantearse buscar ayuda en algún especialista.

¿Tan difícil es ayudar?  Si. Algunos se vuelcan de manera total en el enfermo, otros tienen ganas de huir, se sienten bloqueados por miedo a no estar a la altura. Los sentimientos encontrados, muy complejos desorientan al entorno y son fuente de culpabilización  de no hacer nunca lo suficiente.

El sufrimiento por nuestro ser querido es tan grande, que hace que el entorno niege estos sentimientos, como si no tuviera derecho a quejarse.

¿El enfermo por su parte debe sostener a la familia? Nadie está obligado a nada. Las necesidades y la resistencia de cada persona es diferente dependiendo de los momentos. El enfermo necesita de la presencia y cuidados de la familia, de su afecto de su amor. Pero hay que encontrar el equilibrio soportable para todos.

El entorno y el paciente deben dialogar para evitar malentendido. El enfermo debe atreverse a pedir, y el entorno cercano de responder según sus posibilidades, poniéndose sus propios límites. Lo esencial es que sea un intercambio vibrante, vivo, que no busque negar los golpes emocionales, marcados por los acontecimientos médicos, las esperanzas, los desánimos.

Entorno y pacientes necesitan, más que nunca, anclarse en una relación donde nadie se agote, ni nadie se venga abajo.

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